AAVP
Spain
Valencia, 18 de noviembre 2011
by Alicia Capilla
El caso de Lucy se suma al de otras muchísimas jóvenes que han sufrido y sufren los graves trastornos neurológicos que esta vacuna provoca y recuerda algunas de las muertes que se han relacionado directamente con la administración de esta vacuna. El pasado 23 de agosto de 2011 la agencia VAERS, encargada de registrar las reacciones adversas de las vacunas, notificó la muerte de la última víctima a la que se le había administrado la vacuna Gardasil ®.
En España, a pesar de las dificultades para desvelar lo que está sucediendo, tenemos que decir que el desgraciado caso de las niñas valencianas no ha sido el único ni mucho menos. Ya son muchas las jóvenes afectadas: Celia, Iraida, Henar, Aurora, Lucia, Ana Patricia, Cristina, Carolina, Carmen, Nerea, Zuriñe, Amparo, Ana Patricia, Mª del Carmen, Marina, Ana, Leixuri, Mirusdi, María, Ylenia… las que luchan por recuperar la salud que han perdido cuando fueron a buscarla.
La opinión pública debe saber que son muchas las jóvenes que están sufriendo trastornos neurológicos y enfermedades autoinmunes causadas por esta vacuna, enfermedades que las incapacitan para llevar una vida normal. Los efectos adversos son numerosos y aunque en la práctica, los laboratorios implicados los niegan, en la actualidad están recogidos en las fichas técnicas, tal vez para poder evitar tener que desembolsar posibles futuras indemnizaciones.
Ya son demasiadas las víctimas de este negocio que se aprovecha de la eficacia que han tenido otras vacunas y del miedo que todos le tenemos a la palabra cáncer. Probablemente lo que deberíamos preguntarnos es a qué se debe tanto empecinamiento en seguir administrando una vacuna tan cuestionada científicamente y que, además, no evita los protocolos habituales de detección de la enfermedad.
La Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) se pregunta cuántas víctimas más van a ser necesarias para que de una vez por todas prime el sentido común de quienes nos gobiernan y sean capaces, de una vez por todas, de asumir sus errores, reconocerlos y corregirlos.
La AAVP demanda a las autoridades políticas y sanitarias, que realicen cuántas investigaciones sean necesarias para encontrar tratamientos que sanen a las jóvenes afectadas y de nuevo les insta a que el citado producto deje de comercializarse.
Atentamente,
AAVP, Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma) www.aavp.es
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